El mejor o el peor amigo del ciclista: el sillín.

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Una de las molestias más habituales de los ciclistas son las derivadas del apoyo sobre el sillín. Estas molestias son de varios tipos, pero las más comunes son dos: dolor de culo “a secas” y adormecimiento de genitales.

Yago Alcalde. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Máster en Alto Rendimiento Deportivo. Entrenador Nacional de Ciclismo – Ciclismo y Rendimiento

Cuando este tipo de molestias aparecen, la reacción normal de muchos ciclistas es pensar que han elegido mal el sillín. Entonces, empiezan a gastarse cientos de euros comprando, probando y vendiendo sillines. En muchas ocasiones, por más que prueban diferentes sillines nunca llegan a ir cómodos. Y es que muchas veces no se trata del sillín en sí sino de su posición en la bici, es decir, de ir bien colocado en la bici. Típicamente, si el sillín va demasiado alto o demasiado retrasado, o si las manetas quedan demasiado bajas o lejos, por mucho que se cambie de sillín, las molestias raramente remitirán. De hecho, estas malas posiciones hacen a algunos ciclistas sentarse sobre la parte delantera del sillín (con lo incómodo que es) o incluso sacando parte del cuelo por detrás del sillín (normalmente por elegir un sillín demasiado estrecho). Hacerse un análisis biomecánico, a la larga, sale más económico que probar 2 o 3 sillines. Especialmente si durante el mismo se pueden probar diferentes tipos de sillines.

La comodidad del sillín está muy relacionada simplemente con la fuerza de la gravedad, que  hará que cuanto más pesado sea el ciclista, más peso tendrá que soportar su trasero, y por lo tanto, más incómodo irá sobre la bici, lo quiera o no. También, si aplicamos la 3ª Ley de Newton (acción-reacción), veremos que estar en forma es una de las mejores maneras de hacer más cómodo un sillín. Esta ley dice que cualquier fuerza que se aplica en una dirección (en este caso hacia abajo sobre los pedales) genera otra fuerza igual en magnitud pero en dirección opuesta. Esta idea aplicada al ciclista nos dice que cuanto más fuerte pedaleemos, menos peso estaremos poniendo sobre el sillín. Es decir, que pedaleando a 100w, nuestro trasero soporta mucho más peso que si pedaleamos a 300w. Por eso, los ciclistas de mayor nivel se quejan mucho menos de los sillines, ya que al pedalear a unos niveles de potencia mayores soportan mucho más peso con sus piernas que con el trasero. Y claro, también suelen pesar menos de 70kg…Y como remate, al buscar la máxima aerodinámica, suelen llevar el manillar muy bajo, lo que genera un desplazamiento del peso hacia delante, es decir, aligeran más si cabe el peso sobre el sillín…

También hay gente que aunque optimice su posición en la bici y pruebe con diferentes sillines, tiene una sensibilidad especial en los isquiones (huesos en los que nos apoyamos), que hace que siempre tengan una ligera molestia en esa zona.

También es muy interesante experimentar con diferentes inclinaciones de sillín, ya que aunque en teoría los sillines deben ir en posición perfectamente horizontal, en determinados casos, una ligera inclinación hacia delante o hacia atrás mejora el apoyo sobre el mismo.

Para los ciclistas con tendencia a sufrir molestias en el perineo o en los genitales o que tengan patologías de la próstata, existen sillines en el mercado que permiten olvidarse de estas partes. Entre ellos, destacan los SMP y los Adamo, estos últimos especialmente recomendados para triatletas o contrarrelojistas. La sensación de llevar “las partes” colgando y no sentir ninguna presión sobre ellas es una sensación muy agradable que se consigue con estos tipos de sillines.

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