EL Sherlock Holmes del ciclismo

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El trabajo del biomecánico del ciclismo en muchas ocasiones se convierte en un trabajo de espionaje: el ciclista en cuestión tiene un dolor o molestia y hay que investigar quien es el culpable. A veces es un sillín traicionero, otras veces una cala retorcida y en el peor de los casos una bici mal comprada. A continuación veremos unos casos de investigación.

Yago Alcalde. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Máster en Alto Rendimiento Deportivo. Entrenador Nacional de Ciclismo – Ciclismo y Rendimiento

Por desgracia, la mayoría de los ciclistas no se acuerdan de los análisis biomecánicos hasta que tienen un dolor o una molestia que les impide disfrutar del ciclismo. Decimos por desgracia porque no tiene mucho sentido pasarlo mal encima de la bici cuando se supone que hacemos ciclismo para disfrutar y pasarlo bien, y el objetivo principal de un análisis biomecánico es conseguir que el ciclista disfrute más gracias a adoptar una posición sobre la bici que sea más cómoda y más eficiente, desde el principio, sin esperar a pasarlo mal. La idea es acabar nuestras rutas simplemente cansados, fatigados, pero nunca doloridos. Esto es perfectamente posible si la posición es correcta y cuando se han acumulado una serie de horas encima de la bici para que el cuerpo se entrene a estar en esa posición. No debemos olvidarnos de que por muy cómoda que sea la posición también hay que acostumbrarse a ella. De hecho, cuanto más salimos en bici más cómodos estamos. Si esto no sucede es que algo está fallando. Y en este momento es cuando el ciclista se acuerda de hacerse un análisis biomecánico. Antes, ha podido pasar por una de estas fases:

  • Ha buscado ayuda en un foro. Aunque los foros son de ayuda para muchas cosas, las opiniones que se pueden recibir vienen de cualquier persona que no tiene porque saber de biomecánica o lesiones.
  • Se ha descargado una tabla Excel para poner las medidas de la bici. Estas tablas no funcionan por varios motivos. El primero es que no podemos estandarizar la posición sobre la bici, ya que no todos somos iguales. El segundo es que siempre hay un error de medición de los segmentos corporales al igual que puede haberlo al medir la bici. Y el tercero es que en función del sillín que usemos y donde nos sentemos sobre él las medidas cambian.
  • Le ha preguntado a sus compañeros de grupeta más veteranos, que por mucha experiencia que tengan, a ojo y sin dedicarse a ello es difícil que acierten con la solución. El famoso consejo de bajar el sillín porque mueves mucho las caderas…
  • Ha ido varias veces al fisio y el problema continua.

En este contexto vienen muchos ciclistas al estudio a hacerse un análisis biomecánico: no consiguen acertar con la posición correcta y necesitan ayuda. En este momento es cuando empieza la investigación. El proceso es el siguiente:

  1. Entrevista inicial para conocer la molestia o el dolor. Es importante saber cuando aparece y en qué circunstancias. En muchas ocasiones las molestias aparecen cuando hemos cambiado algo: las calas, las zapatillas, el sillín o la bici entera. También es posible que la molestia aparezca solo en días de mucha intensidad o volumen.
  2. Análisis visual de la bici y de las calas. Debemos comprobar los siguientes puntos:
  • Posición de las manetas: el ángulo debe permitir que las manos estén relajadas sobre las mismas y que nos permitan frenar con las manos arriba y abajo.
  • Angulación del manillar: debe facilitar que usemos las tres posiciones sobre el mismo. Es muy frecuente encontrar cicloturistas con una mala configuración de manetas y de manillar.
  • Comprobar que el sillín está recto.
  • Comprobar si el ángulo del sillín está dentro lo normal, es decir, que está horizontal o con una ligera inclinación hacia delante.
  • Comprobar que los pedales no están muy desgastados.
  • Analizar la colocación y el desgaste de las calas.
  1. Medición de la bici. Las medidas de la bici pueden aportar mucha información a la investigación, ya que nos permiten comprobar la coherencia de las mismas cuando se tiene cierta experiencia. Muchas veces no es necesario que el ciclista se suba sobre la bici para saber que medida no es la correcta. Sobre todo nos referimos a la altura del manillar y al retroceso del sillín. En líneas generales y salvo excepciones podríamos considerar como “normales” las siguientes medidas en función de la altura del sillín:Este cuadro es simplemente una pequeña guía o referencia que se suele cumplir en la mayoría de los ciclistas. Normalmente, alejarse mucho de estas referencias puede generar molestias de diferente tipo.  Veamos un ejemplo muy sencillo. Si un ciclista con una altura de sillín de 77cm lleva un retroceso de 3 cm lo más probable es que tenga molestias en las manos porque lleva mucho peso sobre el manillar.
  1. Análisis de la posición sobre la bici. Además del ojo experto que se pueda tener, es de gran ayuda disponer de algún sistema que nos permita cuantificar la posición del ciclista sobre la bici mientras pedalea. La forma en que se suele hacer esta valoración es mediante la medición de ángulos mientras el ciclista pedalea.

Caso 1: sillín inadecuado

Se trata de una ciclista que arrastra problemas con el sillín y que sufre dolores en la parte alta de la espalda. Además, describe inseguridad cuando baja puertos a gran velocidad. El cuadro parece de su talla. El análisis de la bici nos permite ver que lleva un sillín normal, es decir, no específico de chica, con 70cm de altura y 3cm de retroceso, es decir, una proporción que sería estándar. Lleva una potencia de 5cm que ha puesto ella misma para tratar de ir menos estirada y llegar mejor al manillar. Está colocada en positivo, es decir, hacia arriba. De esta forma, se eleva el manillar. Además, llevaba 3 espaciadores de 1cm por debajo de la potencia. La altura del manillar respecto al sillín era de 2cm, es decir, demasiado elevado si nos basamos en la tabla comentada anteriormente. Lleva un manillar un poco antiguo con un alcance de unos 12cm. El alcance del manillar es la distancia que hay entre el centro del mismo y la parte más alejada del mismo. Los manillares actuales tienen, de media, unos 8cm de alcance. El análisis visual de la ciclista nos permite confirmar las sospechas que teníamos: el sillín es el culpable de todos sus males. Al ser demasiado estrecho para ella, para ir cómoda debe sentarse demasiado retrasada sobre el mismo. Incluso así, describe cierta presión en la zona perineal cuando pedalea. Esta posición tan retrasada hace que el manillar se le quede demasiado lejos. Por eso había cambiado la potencia.

La solución en estos casos siempre pasa por cambiar el sillín buscando uno más adecuado a sus características. En este caso, uno más ancho (168mm) y con gran apertura central. El objetivo que se busca cuando recomendamos o probamos un sillín es conseguir que la mayor parte del apoyo recaiga sobre los isquiones, es decir, sobre el hueso. Cuando esto no se consigue, la presión se concentra en la zona del perineo, que es un área muy sensible debido al gran número de terminaciones nerviosas y su elevada capilarización. Con el nuevo sillín, nuestra sufridora notó un gran alivio en la zona central además de permitirle llevar una posición más adelantada respecto al eje del pedalier. De esta forma, digamos que el primer problema estaba solucionado. El segundo problema, la sobrecarga cervical junto con el nerviosismo de la bici se solucionó recurriendo a un manillar compact para poder acercar las manetas y así no tener que usar una potencia tan corta. Usando una potencia de 90mm con ángulo negativo (hacia abajo) y quitando 2cm de espaciadores conseguimos darle más peso a la rueda delantera con la idea de mejorar la estabilidad.

Caso 2: el cuello de tortuga

El siguiente caso es el de un cicloturista de nivel medio que desde que tiene una bici nueva (gran fondo) padece mucho dolor en la zona del cuello y la parte alta de la espalda. Está un poco desorientado porque se supone que las bicis de gran fondo son más cómodas y por lo tanto le debería molestar menos el cuello al llevar una posición más levantada. De hecho, le han recomendado acortar la potencia y poner 2cm de espaciadores para levantar más el manillar. Al hacer estos cambios, el problema no ha mejorado. Su altura de sillín es 76cm y la altura del manillar 4cm. El retroceso es 6cm. Empezamos a sospechar que el origen del problema del problema es un manillar demasiado elevado. Analizando los ángulos con los que pedalea vemos que todos los valores son normales a excepción del ángulo de la espalda, que está en 50 grados respecto a la horizontal. Siguiendo el protocolo Retül nuestra referencia está entre los 40 y los 50 grados. Esto quiere decir que está dentro de lo que sería una posición estándar, pero que en este caso no funciona para este ciclista. El misterio se resuelve cuando observamos en vídeo la posición del cuello del ciclista, que digamos que no existe. El acortamiento de la potencia y la excesiva altura del manillar provocan una elevación de hombros que esconden la cabeza del ciclista, generando la posición de “cuello de tortuga”. Cuando un ciclista pasa más de 2 horas con los hombros elevados y escondiendo la cabeza es cuando sufre ese dolor tan molesto justo en la base del cuello. Para este ciclista, la solución fue quitar todos los espaciadores y alargar la potencia incluso usando una con más ángulo negativo de lo normal (-17 grados) para conseguir una altura de manillar que le permitiera relajar los hombros y sacar el cuello. Finalmente, la altura del manillar se quedó en 8cm.

Caso 3: pierna larga pierna corta

En esta ocasión se presenta el caso de un ciclista que recurrentemente tiene molestias en la cara anterior de la rodilla derecha. Ha hecho muchos experimentos con las calas y nunca termina de quitarse el dolor de encima. Las medidas de la bici no delatan nada que nos llame la atención y la posición de las calas digamos que es normal. Nuestras sospechas empiezan cuando tumbamos al ciclista en la camilla y observamos que la pierna derecha es claramente más larga que la izquierda. Primera pista. La segunda y definitiva pista la encontramos con el análisis de los ángulos y descubrimos que entre la pierna derecha y la pierna izquierda existen diferencias significativas a la hora de pedalear. Como podemos observar en la tabla 1, la pierna izquierda tiene que estirarse mucho más que la derecha para llegar a la parte baja de la pedalada.

Tabla 1

Con estos datos, el problema está perfectamente identificado. La causa del dolor de rodilla es la falta de extensión de la pierna derecha, ya que es una de las molestias más frecuentes que nos encontramos. La gran mayoría de los dolores de rodilla en su cara anterior o interna están generados por sillines que están demasiado bajos. Como podemos ver en la tabla 1, todos los ángulos de la pierna derecha están fuera de la referencia estándar, mientras que los de la pierna izquierda están dentro. La solución para la rodilla derecha parece obvia: subir el sillín. En la tabla 2 podemos ver los ángulos generados después de subir el sillín 15mm. El lector podrá comprobar que ahora los ángulos de la pierna derecha se han corregido, colocándose dentro de la referencia estándar. El problema ahora nos aparece en la pierna izquierda, que parece que tiene que estirarse en exceso para llegar al pedal puesto que la extensión de la rodilla está fuera de la referencia estándar (32 vs. 35-40) y el ángulo del tobillo también (por encima de 100 grados).

Tabla 2

Lo que se ha corregido en la pierna derecha digamos que se ha estropeado en la izquierda, puesto que puede ser igual de lesivo no estirar la pierna lo suficiente como estirarla demasiado en cada pedalada. En estos casos, la única forma de solucionar este problema y conseguir que ambas piernas estén dentro o más o menos cerca de la referencia estándar es compensar la pierna corta con un alza para limitar la extensión de la misma. Procedemos a quitar la cala, poner un taco de plástico de 5mm de espesor entre la suela y la cala y volvemos a medir los ángulos de pedaleo. En la tabla 3 se puede comprobar que con esta modificación se ha conseguido que las dos piernas pedaleen correctamente en relación a la referencia estándar. Como se puede observar, no se han conseguido los mismos valores en ambas piernas, puesto que la simetría nunca debe ser el objetivo. Llegados a este punto, es necesario aclarar que el uso de alzas u otros suplementos puede ocasionar molestias y lesiones si no se usan correctamente, por lo que siempre recomendamos acudir a un biomecánico experto en caso de necesitar algún tipo de compensación.

Tabla 3

Si este artículo te ha parecido interesante, podemos ayudarte a optimizar tu posición.

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